jueves, 17 de diciembre de 2009

Más Cerebro en Educación

Existe aún un contundente e incomprensible desfasaje es la
entre las neuro-ciencias y las ciencias de la educación.
Se supone que todo ser humano educable tiene un cerebro, pero no lo tomamos suficientemente en cuenta.
El desarrollo de las neurociencias cognitivas nos abren puertas hacia el nuevo mundo de la intimidad de los procesos cerebrales. Por ejemplo hoy es posible obtener imágenes cerebrales durante algunas actividades mentales controladas.
El avance en la identificación de moléculas producidas por el cerebro normal en el curso de su desarrollo nos permite analizar ciertas características de los circuitos y redes neurales de aprendizajes.
En la práctica docente no se tienen en cuenta capacidades orgánicas del sistema nervioso en desarrollo, tiempos de aprendizaje, maduración y asimilación, nuestra ignorancia sobre la intimidad del procesamiento cortical de la información transmitida por las nuevas tecnologías de comunicaciones y multimedios es un obstáculo serio para el progreso del individuo y de la sociedad.
El cerebro humano es ciertamente la máquina más maravillosa y compleja del universo. Cada día se avanza más en su conocimiento y son legión los investigadores de todo el mundo que se dedican a descubrir la intimidad de sus mecanismos moleculares, la integración cortical de los aportes sensoriales,
La base neuronal del funcionamiento cognitivo, afectivo y volitivo,
la capacidad de recuperación funcional, los procesos evolutivos y degenerativos, etc.

Para dar una idea de la prodigiosa complejidad de nuestro cerebro podemos decir
que tiene un número de componentes, las neuronas y la glía, que supera en
varios órdenes de magnitud los elementos de las computadoras más poderosas.

Por otra parte las neuronas se conectan entre sí por medio de sus sinapsis en circuitos
y redes dinámicas que transmiten información suficiente para las más variadas
funciones mentales. Se calcula que hay 1015 sinapsis en cada cerebro, una cifra
que supera la imaginación. Además se han detectado centenares de transmisores
químicos dentro del cerebro, que cumplen funciones específicas. Muchos de ellos
han podido ser sintetizados en laboratorio y se reconocen perfectamente sus
propiedades químicas. Dicho de otra manera, en la actualidad los investigadores
en neurociencias recorren diferentes escalas, que van desde la ingeniería
molecular de los canales iónicos de la membranas neuronales hasta los procesos
de comunicación entre millones de personas a través de redes de computadoras.
En cada una de estos campos los progresos son considerables, y el gran desafío del
próximo milenio será cómo hacer para incorporarlos a la educación.
Lo que sí podemos afirmar con certeza es que cada niño que ingresa a la escuela
no llega con una tabla rasa por cerebro, ni con una caja negra en el cráneo, que
simplemente recibe y emite información, sino con un órgano vivo en portentoso
desarrollo. Hasta ahora se ha dado por supuesto que el niño aprende lo que se
le enseña gracias a su cerebro, en el futuro habrá que demostrar cómo y por qué
sucede así.



Es preciso dar cuenta de las bases neuro-psicológicas de todo
tipo de aprendizaje humano para poder enseñar mejor y abrir nuevas
oportunidades para educar a cada individuo
Este es uno de los grandes desafíos del próximo siglo.



1. Battro, A.M. La educación del talento excepcional. Fundación Bernardo A.
Houssay. Buenos Aires, 1989.